En Memoria de una Gran Mujer
Hoy despedimos a una mujer única, llena de vida, energía y un inmenso amor por el prójimo. Mi cuñada fue siempre una luz brillante en las vidas de todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerla. Su energía inagotable la mantenía activa hasta sus últimos días, siempre tejiendo, cosiendo, arreglando algo en su hogar o incluso decorando los muebles de la casa y los convertía en una obra de arte con la misma fuerza y entusiasmo de su juventud.
A lo largo de su vida, sembró amistades profundas, amistades que duraron para siempre, porque quien la conocía no podía dejar de admirar su bondad y alegría. Viajera incansable, exploraba el mundo con una sonrisa, compartiendo su positivismo y su amor por la vida.
Pero, por encima de todo, fue una compañera ejemplar para mi hermano. Juntos compartieron más de 72 años de matrimonio, toda una vida de amor, compromiso y apoyo mutuo. Es un ejemplo admirable, un testimonio de una vida bien vivida, marcada por el amor, la familia y la fe.
Hoy la recordamos con cariño, celebrando su legado y agradeciendo por haber sido parte de nuestras vidas. Su espíritu alegre y lleno de energía vivirá en nuestros corazones por siempre. Que descanse en paz, sabiendo que su amor y su luz nunca se apagarán.
Con todo mi amor y gratitud,
Jairo Alberto Urrea